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Así es como debe usarse el ingenio en la publicidad, en lugar de ponerla al servicio de incitar el consumo de alcohol en los jóvenes o estimular otras conductas de consumo compulsivo.

Hastío

Se muere de muchas formas

Frente al papel lleno de cálculos que no deja tregua a la poesía

sitiado el anhelo en la tarea que engorda y no nutre

se muere despacio deseando una muerte capaz de exorcizar la vida sin sentido

y a veces un cigarrillo ayuda a burlar estas formas de morirse

cada día

o a invocar la muerte que se anhela y que no llega

 

Crianza

 

Y terminamos acorazados, sepultados, ceñidos de improntas, de registros alojados en un lugar sin tiempo, carenciados, apañados con el disfraz que nos «acomode», interpretando el personaje que nos «salve», tan lejos de lo que somos, perdidos en medio de las sombras que devoran la conciencia y la posibilidad de hacernos libres. Una y otra vez nacidos para sobrevivir, no para ser amados.

 

Nunca he visto a un mamífero maltratando, desoyendo el pedido o no atendiendo la necesidad de su cachorro… con excepción de los humanos… Este conmovedor video nos pone de golpe frente a la evidencia del grado de desnaturalización al que  hemos llegado los seres humanos en la crianza de los hijos. 

 

TODOS SOMOS UNO. CUALQUIER COSA QUE HACES O DEJAS DE HACER HACIA OTROS Y HACIA EL ENTORNO TE LO HACES O DEJAS DE HACER A TI MISMO…»Y CADA DÍA EN EL QUE DEJAS DE HACER LO CORRECTO ES UN DÍA EN EL QUE PIERDES UNA OPORTUNIDAD,  Y ESTÁS PERDIENDO UNA OPORTUNIDAD TODOS LOS DÍAS»… 

Hace 40 años en este país, el bachiller egresado de un liceo público era un Señor Bachiller, casi un licenciado, hasta que el primer gobierno del presidente Rafael Caldera emprendió una depauperación intencional y planificada de la educación pública para convertirla en negocio y entregar su administración a entes privados entre los cuales principalmente se favoreció la iglesia católica.
 

Así fue como liceos y universidades públicas venezolanas perdieron terriblemente su nivel de enseñanza y nadie hizo nada para remediar aquella situación. Los que pudieron sólo se ocuparon de cuidar que sus hijos se formaran en escuelas o universidades privadas, pero nadie se pronunció para defender la calidad de la educación pública, para que los niños y jóvenes de las clases menos favorecidas tuvieran la misma oportunidad de acceso a una formación de excelencia que les hubiera permitido desarrollar un criterio capaz de validar acciones para la construcción de un país democrático con lo cual hoy, muy probablemente un líder autoritario con una convocatoria que apela más a la tapa del estómago que a la sesuda reflexión, no sería capaz de hacerles resonancia.

Ahora que es inminente la aprobación de una Ley Orgánica de Educación con la que muchos creemos que se ponen en juego aspectos neurálgicos de la vida como lo es la libertad de pensamiento y la formación académica de nuestros hijos, nos rasgamos las vestiduras, nos declaramos desorientados sobre acciones efectivas a seguir o echamos la culpa a otros y despotricamos en contra de los “responsables” -que siempre son los demás- desesperados y asustados de que esta ley se concrete. Nadie sin embargo es capaz de girar la vista 180 grados para revisar qué cuota de responsabilidad ha tenido en la creación de este nuevo capítulo de la sucesión interminable de episodios escritos con tinta roja, en el devenir de nuestra política nacional durante los últimos 10 años, y que a muchos ha llevado casi literalmente al borde del síncope.

Llegado el momento de atribuir responsabilidades, la mayoría de los enemigos de esta tristemente famosa Ley Orgánica de Educación, señalan la falta de participación efectiva por parte de la oposición: que si todos están pensando en las vacaciones, en irse a Miami o a la playa… Yo creo que una de las fallas ciertamente es la falta de participación, pero el general encogimiento de hombros no se refiere solamente a la protesta organizada. Todavía con todo lo que ha pasado en nuestro país no queremos ver lo inminente, no asumimos que es más importante aún desarrollar la conciencia de lo egoísta y ciegos que hemos sido frente a las necesidades de la mayoría del colectivo, que a fin de cuentas ha sido la que, desatendida y abandonada, constituyó el caldo de cultivo para la proliferación del régimen que está creando estas leyes. No podemos seguir pensando y defendiendo exclusivamente – como hasta ahora hemos hecho desde la oposición-  nuestros intereses de clase media. Necesitamos sensibilizarnos y actuar por los intereses del país todo, entero,  o de lo contrario estamos acabados.

Podemos luchar, buscar, reinventar las vías, al igual que con la “Ley Mordaza”, de impedir que esta nueva Ley Orgánica de Educación se concrete en las condiciones en que está planteada, pero si no resolvemos la causa que engendró esta ley y las que vienen, de nada servirá ninguna movilización o lucha contra ellas. Para lograr un remedio efectivo es necesario ir a la causa. Si tenemos pulmonía nada hacemos con tratar la tos. O acabas con la bacteria que produce la pulmonía o no se resuelve el problema. Y el problema no es Chávez, somos todos. Chávez y el chavismo sólo son el reflejo de nuestro egoísmo e inconsciencia. Nos guste admitirlo o no.

melanie
Cada día, y especialmente en estos, se acentúa un sentimiento general de indignación y frustración en nuestro país lo cual se agrava por la falta de liderazgo con capacidad de convocatoria que canalice acciones colectivas de modo que constituyan un contrapeso importante para la transformación del caos que genera tales sentimientos. Quizás los líderes en potencia pululan por ahí pero, sordos, ciegos e inconscientes, no les damos el reconocimiento y por lo tanto el poder que necesitan para saltar a la palestra.

Tal vez la indignación y la frustración rebasan la capacidad de dar respuestas y soluciones porque no estamos listos aún para darnos cuenta de la verdadera causa que origina este estado general de insatisfacción, perdidos como andamos en la tarea de buscar responsables fuera de nosotros mismos y de nuestro ámbito inmediato, que a fin de cuentas, es el único que podemos modificar.

El trabajo es entonces buscar cuáles son estas causas que dependen de nosotros como individuos, miembros de una familia, de una empresa o una comunidad donde sí tenemos el poder para ejecutar la transformación efectiva. El trabajo es entonces de autocrítica individual, de evolución personal de conciencia, de educarnos para escuchar, ver y reconocer las necesidades colectivas, de aprender a identificar cuándo y de qué modo dañamos a otros y sensibilizarnos en la necesidad de evitar ese daño, para incorporar en nosotros los valores ciudadanos, los valores de respeto, de ética para la convivencia y por lo tanto prepararnos para reconocer a los líderes capaces de orientarnos hacia esa meta.

Si no somos capaces de comenzar por ponernos de acuerdo dentro de nuestros núcleos familiares a través de formas respetuosas y democráticas porque la vía más fácil, conocida y expedita es la del autoritarismo. Si nos negamos a negociar la necesidad de autosatisfacción inmediata tomando en cuenta el interés y las necesidades del sistema familiar y sus miembros. Si no tenemos la iniciativa de cooperar con las tareas y responsabilidades del hogar, si no ponemos todos y cada uno de nuestra parte en lugar de dejar el mayor peso sobre un solo par de hombros. Si no podemos darnos cuenta cuando actuamos desde el sentido de uso y no de pertenencia dentro de nuestro ámbito más sagrado e importante como lo es el hogar (entro y salgo cuando quiero, consumo, produzco basura, ensucio, uso los servicios pero que otro se encargue de limpiar, pagar y mantener o sino de resolver quien lo haga, mientras no doy nada o doy lo menos posible en términos de tiempo, de esfuerzo, de cooperación y dinero para participar de las responsabilidades del hogar).

Si nadie nos inculcó la noción o simplemente no nos da la gana de tener la madurez de esperar a que los otros salgan primero del ascensor, del autobús o del vagón del metro para hacer más fácil y menos atropellada la entrada. Si no podemos esperar a que el semáforo se ponga en verde para pasar, o ser amables y ceder el paso a otro carro en el tráfico atascado, o respetar la cola en el banco. Si robamos “tonterías” en las tiendas. Si echamos el papel, el vaso, la lata de cerveza por la ventanilla del carro o en la acera de la calle o el piso del hospital, la plaza, el parque. Si ponemos la música que nos gusta a todo volumen en la casa o en la playa, insensibles frente a la perturbación que causamos en los vecinos. Si cuando pagamos una compra nos quedamos con el cambio de más, aunque nos damos cuenta del error ¿cómo podemos entonces pedir, clamar, exigir por un país donde los líderes no enseñoreen el abuso, la arbitrariedad, el caos y el autoritarismo? ¿es que si saltara a la palestra un líder sensato, inteligente, con las cualidades para orientarnos hacia un modelo más cercano al democrático que respete el Estado de Derecho, a una mejor calidad de vida, lo reconoceríamos y lo seguiríamos? ¿cómo podemos re-conocer lo que no conocemos de antemano, lo que no nos es familiar, las cualidades que no hemos incorporado a nuestra forma de vida, los valores que no hemos practicado antes? ¿Cuándo vamos a despertar, cuándo vamos a hacernos conscientes de que vivimos en un sistema y que cada uno de nosotros es una unidad de este sistema, estrechamente vinculada al resto de los componentes (desde el más próximo al más lejano) de este vasto agregado que constituye una familia, un país, un planeta y que cualquier cosa que hacemos u omitimos afecta al conjunto y se revierte hacia nosotros?

Somos, cada uno de nosotros una expresión individual de la inconsciencia, que sumada, da como resultado este caos a gran escala que nos lleva a tanta frustración e indignación y estamos como la serpiente que se muerde la cola, encerrados en el círculo de nuestra propia aniquilación.

 

Fracaso (…) Cuando ponías tu marca en mi frente,

jamás pensé en el mensaje que traías,

más precioso que todos los triunfos.
Rafael Cadenas

Monjas

 

Días atrás una sabia amiga, maestra de meditación y tantra, dedicada hace muchos años al estudio sobre la mujer y el trabajo con mujeres,  me contó una historia a la que seguramente muy pocos darán crédito como pasa con muchos otros episodios de la historia que no son contados ni registrados gracias a los tabúes y prejuicios, y gracias también a que la historia siempre la escriben los ganadores, los que detentan el poder religioso y político en el mundo a través de los años y según sus propios intereses.  Bueno, pues este episodio celosamente guardado corresponde a la Iglesia Católica. Resulta que existió en España a mediados del siglo XIX el Cuerpo de las Monjas Pajilleras, una curiosa orden religiosa  que a mi juicio constituye una de las aportaciones más valiosas del clero para el mundo.

Aquí les dejo con una reseña que encontré en la web para que se enteren de los detalles:

Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga

En diciembre de 1840, se autorizaba la creación (merced a una especialísima dispensa del Obispo de Andalucía) del Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga.

Las pajilleras de caridad (como se las empezó a denominar en toda la península) eran mujeres que, sin importar su aspecto físico o edad, prestaban consuelo con maniobras de masturbación a los numerosos soldados heridos en las batallas de la reciente guerra carlista española.

La autora de tan peculiar idea, había sido la Hermana Sor Ethel Sifuentes, una religiosa de cuarenta y cinco años que cumplía funciones de enfermera en el ya mencionado Hospicio. Sor Ethel había notado el mal talante, la ansiedad y la atmósfera saturada de testosterona en el pabellón de heridos del hospital. Decidió entonces poner manos a la obra y comenzó junto a algunas hermanas a «pajillear» a los robustos y viriles soldados sin hacer distingos de grado. Desde entonces, tanto a soldados como a oficiales, les tocaba su «pajilla» diaria. Los resultados fueron inmediatos.

El clima emocional cambió radicalmente en el pabellón y los temperamentales hombres de armas volvieron a departir cortésmente entre sí, aún cuando en muchos casos, hubiesen militado en bandos opuestos.

Al núcleo fundacional de hermanitas pajilleras, se sumaron voluntarias seculares, atraídas por el deseo de prestar tan abnegado servicio. A estas voluntarias, se les impuso (a fin de resguardar el pudor y las buenas costumbres) el uso estricto de un uniforme: una holgada hopalanda que ocultaba las formas femeniles y un velo de lino que embozaba el rostro.

El éxito rotundo, se tradujo en la proliferación de diversos cuerpos de pajilleras por todo el territorio nacional, agrupadas bajo distintas asociaciones y modalidades. Surgieron de esta suerte, el Cuerpo de Palilleras de La Reina, Las Pajilleras del Socorro de Huelva, Las Esclavas de la Pajilla del Corazón de María y ya entrado el siglo XX, las Pajilleras de la Pasionaria que tanto auxilio habrían de brindarle a las tropas de la República.

 Via: http://www.erroreshistoricos.com/curiosidades-historicas/religion/769-cuerpo-de-pajilleras-del-hospicio-de-san-juan-de-dios-de-malaga.html

Qué les parece?

A veces me da la impresión de que esa manía compulsiva del New Age que pretende asumir que todo es perfecto sólo afirmándolo o “creyéndoselo” de tanto repetirlo, no es más que una mutación de la vieja manía con la que culturalmente reprimimos las emociones y los pensamientos… una nueva moda de evadirse de sí mismos, de permitirse sólo las emociones consideradas “aceptables” y negarse las «censurables». Un nuevo proceso para la elaboración de las viejas máscaras: no sientas lo que sientes ni pienses lo que piensas, siente y piensa lo que te dicta el ABC de la moda New Age creada por diseñadores variopintos que cada día emergen al mercado con una propuesta aparentemente nueva y revolucionaria…

El gurú dice: Sé tú mismo, pero hazlo como yo te digo y de acuerdo a mi visión de lo que eso significa.

ley-de-matrimonio-homosexual

 

 

La Conferencia Episcopal Venezolana acaba de emitir un comunicado firmado por Arzobispos y Obispos de Venezuela, confrontando el Proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género, con lo cual una vez más se manifiesta la penosa y antiquísima maña de la Iglesia Católica de excederse de sus atribuciones -que deben limitarse a la esfera privada- para imponerse en los asuntos de Estado. 

Bien podría responder a este comunicado con la señal del dedo medio de la mano, pero prefiero citar a Mario VargasLlosa en el artículo titulado “La Señal de La Cruz” publicado en su columna “Piedra de Toque” hace algunos años.

Vargas Llosa dice: (…) Ninguna iglesia es democrática, todas ellas postulan una verdad que tiene la coarta de la trascendencia y el padrinazgo abracadabrante de un ser divino, contra los que se estrellan y pulverizan todos los argumentos de la razón, y se negarían a sí mismas-se suicidarían-si fueran tolerantes y retráctiles y estuvieran dispuestas a aceptar principios elementales de la vida democrática como son el pluralismo, el relativismo, la coexistencia de verdades contradictorias, las constantes concesiones recíprocas para la formación de consensos sociales. ¿Cómo sobreviviría el catolicismo si se pusiera al voto de los fieles, digamos, el dogma de la Inmaculada Concepción? 

La naturaleza dogmática e intransigente de la religión se hace evidente en el caso del islamismo porque las sociedades donde ha echado raíces no han experimentado el proceso de secularización que, en Occidente, separó a la religión del Estado y la privatizó (la convirtió en un derecho individual en vez de un deber público), obligándola a adaptarse a las nuevas circunstancias, es decir, a confinarse en una actividad cada vez más privada y menos pública (…) Invito (…) a echar una ojeada a las sociedades tercermundistas donde la iglesia católica tiene todavía en sus manos cómo influir de manera decisiva en la dación de las leyes y el gobierno de la sociedad, y averiguar sólo qué ocurre allí con la censura cinematográfica, el divorcio, el control de la natalidad – para no hablar del aborto-, para que comprueben que, cuando está en condiciones de hacerlo, el catolicismo no vacila un segundo en imponer sus verdades a todos los infieles que se le pongan a su alcance. 

Por eso una sociedad democrática, si quiere seguirlo siendo, a la vez que garantiza la libertad de cultos y alienta en su seno una intensa vida religiosa, debe velar porque la Iglesia –cualquier iglesia- NO DESBORDE LA ESFERA QUE LE CORRESPONDE, QUE ES LA DE LO PRIVADO, E IMPEDIR SE INFILTRE EN EL ESTADO Y COMIENCE A IMPONER SUS PARTICULARES CONVICCIONES AL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD. ALGO QUE SÓLO PUEDE HACER ATROPELLANDO LA LIBERTAD DE LOS NO CREYENTES. (…) Fin de la cita. 

Así que zapatero a su zapato. Iglesia Católica y afines ocúpense de dar misa, confesar, dar la ostia y atender a sus fieles en la esfera privada. Los jerarcas de la iglesia que se ocupen de las leyes de su iglesia, ya no tienen derecho a inmiscuirse e imponer su criterio dogmático e incompatible con el respeto hacia la pluralidad y la democracia en los asuntos de Estado. Estamos en el siglo XXI, parece que se comieron una X, que siguen pensando como si estuviéramos en el siglo XI. La Biblia ya no es “la constitución” y el Papá ya no es el rey, amo y señor del mundo, lo será de la iglesia, pero no del mundo. Ubíquense, aterricen en el tiempo, digieran la secularización, la democracia, el estado de derecho democrático inclusivo e integrador para creyentes y no creyentes, blancos, negros, chinos, juedocristianos, budistas, hombres, mujeres, niños, adolescentes, heterosexuales, homosexuales…Paren ya de engendrar tanta exclusión y daño con sus principios reaccionarios, sus prejuicios y tabúes!!!!